jueves, 22 de mayo de 2014

Sólo eso, recuerdos.

-Tú no sabes lo que era, esa sonrisa debajo de esa mirada tan perfecta. No sabes lo que era saber que llevaba mi nombre.-

-Me cuesta, me cuesta cada día más olvidarte. O no pensarte. Sé que pasará, pero no quiero que pase, quiero que acabe conmigo entre tus brazos, quiero vivir junto a ti y morir contigo. Lo quiero todo contigo.-

-Corazón yonki, yonki de palabras bonitas, de sentimientos encontrados pero jamás perdidos. Yonki, yonki de amor.-

Pd. Sigo sonriendo con tu recuerdo. Sigo llorando que sean sólo eso, recuerdos.

jueves, 1 de mayo de 2014

Puto corazón.

¿Recuerdas cuando quisiste por primera vez? Todo era nuevo, todo era bonito, todo era puro. Corazón virgen. Un corazón limpio, tierno, sin rasguños, con cabida para todo el amor que se puede dar a una persona. ¿Lo llenaste, verdad? ¿Y recuerdas que pasó después? ¿Lo rompieron? El mío sí. Suele pasar, no te preocupes. Seguiste tu camino, con un corazón magullado, con una pequeña rotura que lo hace temeroso y desconfiado. Por cuestiones caprichosas del destino, antes incluso de que haya cicatrizado, dejas que entre otra persona. Tu corazón se llena, se hincha de amor, tanto, que ya ni siquiera eres capaz de ver esa esa pequeña cicatriz que estaba aún por curar.

No pasa nada, te volvieron a romper. Y, joder, reaparece la cicatriz, se desgarra con un propio "te lo dije" que te suelta la razón. Y es verdad, te lo dije. Corazón débil, raquítico, con miedo pero sobre todo reacio a nuevos protagonistas que consigan romperlo de nuevo. Pasa el tiempo y, mierda, la historia de mi vida, no sabes ya ni cómo pero has dejado que vuelvan a entrar. La próxima vez cierra la puerta. Corazón débil ya no sabe si querer, corazón débil lo hace poco a poco, pero lo hace. Quiere, se engrandece, vuelve a esconder las heridas, ya no hacen falta, ya está ciego de nuevo.

Un grito ahogado de la razón advierte desde lejos "estás queriendo demasiado". Para qué escuchar, se está feliz aquí arriba, en la nube que juntos hemos creado. ¿Adivinas qué pasa? Exacto, caemos en picado. Sobra el "te lo dije", sobra decir lo desgarrada que está ya la herida que desvirgó aquel corazón puro. Sobra contar la poca vida que le queda ya a este corazón, corazón puto, puto corazón.