martes, 20 de noviembre de 2012

Como puñales nos clavan la vida.

Me encuentro en ese punto de la vida en el que el amor me parece una enorme y apestosa farsa. Un engaño para evitar el desmadre natural que supondría follar todos con todos sin compromiso de permanencia. Es como Dios, una excusa para mantener al rebaño ocupado acatando órdenes que no comprenden porque carecen de sentido. Del mismo modo, si tu eres A vas con A y si eres B vas con B. Siempre nos han inculcado eso, familia feliz, pareja, rápido, encuentra la tuya cuanto antes y ten cuidado, tiene que ser majo, agradable, guapo, listo, quererte y saber llevar una familia. ¿Qué pollas me estás contando? Tengo 18 años, toda una vida por delante, déjame disfrutarla por mi cuenta hasta que no tenga más opción que cruzarme con alguien en mi camino que sepa cómo domarme.

Insomnio.

Las horas pasan y cada vez deseo más desaparecer, por un lado o por otro siempre acabo escogiendo la idea más disparatada o compleja. A fin de cuentas, la que más me hace sufrir. Si no es por estupidez es por distancia. No dejes que un par de palabras bonitas en una pantalla estropeen los avances hasta ahora conseguidos. Persevera. Céntrate en tu mundo, en el real, lo tangible.

Algo me han enseñado últimamente, y es a no creer en algo hasta que lo ves con tus propios ojos. Eso me ha hecho dejar de creer en muchas cosas y reafirmarme en aquellas en las que dejé de creer hace mucho.

Esto está siendo un poco un ejercicio de relax, de los de antes. Twitter me ha servido como recipiente para todas las mierdas cerebrales que antes soltaba aquí, pero nada me relaja tantísimo como escribir parrafadas sin sentido que sé que poca gente va a tener la opción de leer.

En realidad no me va tan mal, soy feliz, me gusta la Uni, aunque suspenda.. Salgo con mis amigas, he hecho muchas nuevas, estoy cambiando de mentalidad respecto a mi vida, mejorándome...

Muchas veces me replanteo la idea de abrir la puerta a algún afortunado, pero en cuanto salgo a la calle me vuelvo a dar de bruces con la realidad, dándome cuenta que ninguno merece la pena. Ninguno merece las lágrimas que todas alguna vez hemos derramado, esos nudos en la garganta, ese vacío en el pecho, esa angustia al vivir... Cosa que no quita que al contrario ocurra lo mismo.

Luego pienso, y todas aquellas que lanzan sus corazones a las salvajes fauces de esos espécimenes hambrientos de sexo, ellas, ¿son conscientes de su gran error?

He cortado el siguiente trozo porque merece una entrada para el solo. No pensaba yo que iba a echar tanto de menos escribir. He de hacerlo más amenudo. Sí que es verdad, y lo digo siempre, que sobretodo aparezco por aquí cuando estoy de bajón. Curiosamente es cuando mejor me expreso y cuando más exteriorizo mis pensamientos y sentimientos.

En fin, queda dicha solo una cuarta parte de lo que pasa por mi mente, pero digo yo que tendré que dormir. Buenas noches mundo.